Hasta la fecha siempre os hemos traído nuevos lugares para disfrutar del almuerzo. Pero creemos que es el momento de revisar algunos de los que ya habíamos visitado.
Y vamos a empezar por el primer bar que reseñamos, el bar Vicentin.
En este lugar es casi obligado pedir lo que sea pero a la brasa. Y bajo nuestro punto de vista, es necesario que ese algo sea secreto y esté bañado en ajoaceite.
(Cuando nos referimos a secreto, no es que no queramos deciros lo que es… Ya nos entendéis, no?)
Mención aparte, pero tan aparte como para hacerle una reseña solo a él, merece el ajoaceite. De los de verdad, con una textura firme, cremosa y un sabor tremendamente potente.
Con todo esto que hemos comentado, os podéis hacer una idea de lo que pedimos, no?
¡Efectivamente! Nos pedimos dos bocadillos de Secreto con ajoaceite, pero nos sentimos valientes y el espíritu de innovación nos invadió (jejeje) y lo pedimos con cebolla pochada también. Tenemos que decir que le aporta dulzor y textura, pero le resta potencia al ajoaceite. Si te gusta la presència del ajoaceite, no es tu opción, pero si te gusta pero no quieres que sea muy protagonista, la cebolla te ayudará.
Para beber, decidimos aprovechar que aquí tienen nuestra cerveza favorita y por primera vez no pedimos vino y gaseosa.
Nos pedimos un par de San Miguel Magna, que es una cerveza, que por su sabor potente pero equilibrado y su puntito alcohólico superior a la media (5,7 Vol.) , la hace el maridaje perfecto para los almuerzos (sin contar a nuestro querido vino con gaseosa). También es cierto que pedimos cerveza, porque en su día ya probamos el vino. Junto a ellas, nos sacaron unas aceitunas correctas.
La nota que aparece en el recuadro final, sera la de la anterior visita. Ya que queremos valorar el vino con gaseosa en todos los locales.
Para picar, pedimos una tapa de sangre encebollada y una de magro con tomate.
Ambas tremendamente buenas, la sangre bien frita y con abundante cebolla bien pochada, aportando unos toques dulzones muy buenos. En cuanto al magro, comentar a parte de la terneza del propio magro, el potente sabor de la salsa de tomate. En resumen, no es que sea un bar con una elevadísima variedad, pero todo lo que hacen, lo bordan.
En cuanto a los carajillos, como la otra vez, nos gustó más el de ron, pero ambos resultaron muy equilibrados. Si es verdad que les faltó un poco de punch alcohólico. Pero estaban buenos.
En definitiva, seguimos recomendando este bar sin duda. Aunque en genereal esta visita nos a gustado mas que la anterior. Se siguen superando.
¡Nos vemos en el siguiente destino!
| CLASIFICACIÓN | PUNTUACIÓN |
| Comida | 9 |
| Bebida | 7 (Visita anterior) |
| Local | 6,5 |
| Servicio | 9,5 |
| Carajillo | 7,75 |
| Precio | 9 |