Bar Nuevo Oslo (Valencia)

Hoy volvemos a la capital del reino, hoy os traemos nuestra visita a el bar Nuevo Oslo.

Lo primero que nos gustaría resaltar es el trato de todo el personal, pero sobretodo de Raúl, el dueño.

Almorzamos en la terraza y aunque está en plena calle, se está a gusto. Llegamos pronto y no tuvimos problemas para encontrar sitio, pero al instante se formaron colas. Así que recomendamos ser madrugadores o ir con paciencia.

Para beber pedimos el tradicional vino con gaseosa pero la verdad es que no nos terminó de convencer. Nos resultó excesivamente astringente y la gaseosa no ayudaba.

Por eso decidimos pasarnos a sus “cacharras” de cerveza y la verdad acertamos porque el tamaño de la bebida debe ser acorde al de los bocatas. (Para la nota solo tenemos en cuenta, como en todos los locales, el vino y gaseosa)

En cuanto a los bocatas, que son de un tamaño bastante grande, pedimos 3 y en cuanto al relleno, nos dieron la opción de pedirlos mitad de una cosa y mitad de otra. De esta forma conseguimos probar bastantes cosas.

Pedimos: secreto con salsa, otro de pechuga también en salsa, tortilla de patata (la pedimos sin ajoaceite porque nos comentaron que no lo hacían ellos), blanco y negro, pisto con carne y por último el chivito.

El tamaño es para valientes, nosotros lo terminamos sin problemas, pero nosotros comemos por encima de la media.

El que más nos gustó fue el chivito y el pisto. Las dos carnes nos resultaron un pelin planas, de echo no encontramos excesiva diferencia entre las salsa.

Otra cosa que no nos termina de convencer (pero esto es “mal” endémico de la zona de Valencia) son las patatas en los bocatas por decreto. En nuestra opinión sólo restan jugosidad, aumentan la pesadez del bocata y diluye los sabores. Pero vamos, para gustos colores.

Nos comentaron que estaban terminando de freír los calamares y las puntillas. Y eso fué prácticamente una orden para que los probaramos. Pedimos una tapa de cada.

Buena fritura aunque los calamares estaban un poco correosos, fruto de esto tuvimos un percance al estar a punto de atragantarnos con la telilla de un calamar. Sólo quedó en un susto pero nos acojonamos.

Por lo que respecta a los carajillos, Raúl nos enseño el cremaet que realiza diariamente y nos lo dio a probar sin el café. Nos sorprendió el punto ácido que le aportan los gajos de limón y naranja que utiliza.

Para beberlo sólo nos gustó mucho, pero al mezclarlo con el café, nos chirrió un poco. También echamos en falta el “punch” alcohólico y nos sobró un poco de dulzor.
Pero como bien dijo Raúl los de la provincia de Castellón somos muy “especialitos” con los carajillos.

En definitiva es un buen sitio para almorzar donde el servicio es buenísimo, el local es un auténtico museo y la calidad precio es más que correcta.

¡Nos vemos en el siguiente destino!

CLASIFICACIÓN PUNTUACIÓN
Comida7,25
Bebida4
Local9
Servicio9
Carajillo4,5
Calidad / Precio7,75

Nota: 7

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